sábado, 31 de octubre de 2015

María Mistessori

La razón por la cual modificamos el nombre de Montessori por el de Mistessori es porque nos preocupa la falta de entusiasmo, de creatividad y de innovación en el ámbito educativo.

Nos parece misterioso, como a estas alturas del siglo XXI en la gran parte de los países rige la bandera de la tradición en las escuelas. ¿Cómo es posible?¿ Tan poco hemos 
sabido aprovechar las ideas de pedagogos como Montessori o Freinet?

Consideramos que actualmente en las escuelas se mantiene el dicho de " Más vale viejo conocido que bueno por conocer" , lugar de regirse por un "Si no arriesgas no ganas, si no te equivocas no aprendes". Esto lo vemos hasta en nuestra propia facultad de CCEE, donde nos hemos pasado tres de los cuatro años asistiendo a clases magistrales, en las que nuestros propios "guías" nos contaban el cuento de " La Educación y el país de nunca jamás".
Nuestros mismos pedagogos nos han transmitido la idea de que hay que practicar nuevos métodos en las aulas, donde los papeles y los roles se intercambien, se aprenda a través de un aprendizaje significativo y no memorístico, etc. 

Pero... ¿De qué sirven las palabras si luego no se demuestran en los actos? ¿Cómo vamos a transmitir esa filosofía, esa forma de pensar las aulas, si luego no las llevamos a cabo?
Pensamos que esto es provocado por el miedo a lo nuevo, la sociedad está muy acostumbrada a conformarse y a la comodidad.

Hace falta más personas como Montessori, personas que se arriesgaron, personas que lucharon por sus derechos y sus sueños, personas que rompieron límites y barreras. Hace falta economístas, maestros, empresarios, limpiadores, electricistas, camioneros, administrativos que quieran romper las reglas y arreglar el mundo. 

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